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Efemérides: elecciones hace 150 años

Era costumbre que al finalizar o, en algunos casos, al comenzar el nuevo año, se renovaran los cargos del ayuntamiento de la villa. Hay que tener en cuenta que era una población que se encontraba en guerra desde hacía casi un año, desde el 21 de abril de 1872 y la mayoría de los elegidos para desempeñar cargos municipales alegaban incompatibilidades o se ausentaban de la villa.

Ayuntamiento de Valmaseda (1850). Autor: Sibi

Siguiendo esta costumbre se procedió a la elección del alcalde, siendo José Cruz Fernández el encargado de ocupar el cargo junto a los concejales Rufo de las Rivas, Agustín de Eguía, Simón Bengoechea, Segundo de Abásolo, Valentín López, Luis de la Sota y José María Lámbarri.

El último día del año 1872 se procedió a la elección de los mayordomos de las iglesias y cofradías de la villa; para la parroquia de San Severino se eligió a los señores Hermenegildo y Pedro de Trucíos; para la cofradía del Rosario los elegidos fueron Benigno Alejandre y Pedro Mendieta y para la emblemática ermita de San Roque resultaron ser Joaquín Vidarte y Cástor Rufrancos.

Seguramente a los vecinos cuyas familias residen en la villa desde varias generaciones les sonarán estos apellidos pertenecientes a personas que ostentaban una posición preeminente entre el resto de los vecinos.

Veamos entonces quienes eran estos hombres que vivieron en la villa hace 150 años.

José Cruz Fernández, alcalde electo.

Era un hombre soltero de 43 años, nacido en Valmaseda el 14 de septiembre de 1828, labrador de oficio; vivía en la calle Correría número 9. Curiosamente, en el mismo edificio vivían dos sastres, Luis y Carlos de la Tajada, padre e hijo, además de cuatro costureras, Olalla y Sandalia de la Tajada, Toribia Roldán y Leocadia Tellechea..

Rufo de las Rivas, 1º teniente alcalde.

Se trataba de un hombre soltero de 34, nacido en Galdames el 27 de agosto de 1837, residente en la villa desde hacía 14 años junto a sus hermanas Dionisia, de 37 años y María, de 29 años; vivían en la plaza del Marqués, número 5 y no tenía un oficio pues figuraba como propietario, o sea, tenía propiedades sus ingresos procedían de las rentas.

Agustín de Eguía y Gil, 2º teniente alcalde.

Este valmasedano había nacido el 27 de febrero de 1824, tenía por tanto 47 años; estaba casado con Paula Polidura, de 49 años; tenían 3 hijos, Manuel, de 18 años, Avelina, de 16 y Agustín, de 9; vivían en la calle Correría, número 34 y su oficio era comerciante.

Simón Bengoechea Urquidi, concejal.

Nacido en Ampuero, provincia de Santander, el 14 de noviembre de 1817, tenía por tanto 54 años y residía en la villa desde hacía 19 años en la plaza de San Severino; en el censo de 1871 aparece como oficio «ninguno», lo que puede significar que era propietario y vivía de las rentas.

Segundo de Abásolo Sobrado, concejal.

Nacido en Valmaseda el 13 de mayo de 1829, de oficio zapatero, tenía 42 años y estaba casado con Josefa Sierralta San Vicente, de 40 años, nacida en la villa el 27 de enero de 1827; residían en la plaza de San Severino número 2 en una casa unifamiliar junto a sus seis hijos, María Cruz, de 19, Luisa, de 13, Ricardo, de 11, Norberto, de 9, Eusebio, de 7 y Anselina, de 5.

Valentín López, concejal.

Nacido en Valmaseda el 14 de febrero de 1843, de ahí su nombre relacionado con el santoral; tenía 28 años y estaba casado con Vicenta Bolívar, natural de Zalla, de 30 años de edad y residente en la villa desde los 22 años junto a sus hijos José María, de 6 años, Pío, de 4 y Fabián, de 2. Su oficio era uno que con los años se convirtió en tradicional en Valmaseda en la primera mitad del siglo XX, carpintero.

Luis de la Sota, concejal.

No figura en el censo de 1871, por lo que tuvo que llegar a la villa durante el año 1872. Sí figuran muchos valmasedanos con el apellido Sota o la Sota, incluso aparece en el censo Faustina de la Sota, de 53 años, nacida en la villa el 13 de febrero de 1818, con residencia en la calle de la Cuesta, número 2. El oficio de Luis tenía que estar relacionado con las leyes, pues fue síndico del ayuntamiento en varias ocasiones en los años posteriores.

José Maria Lámbarri y el Cid, concejal.

Este valmasedano nacido el 9 de septiembre de 1828, tenía 43 años. Residía en una casa unifamiliar en la plaza de San Severino número 15 junto a su mujer Mª Cruz Roldán y Sainz, nacida en la villa el 14 de septiembre de 1828, de la misma edad que su marido y figuraba en el censo como mesonera; un hermano de José María, 20 años mayor, Juan María, residía con ellos y con los cinco hijos del matrimonio, Isidoro, de 14 años, Silvestre, de 12, Fructuoso, de 5, Ladislao, de 3 y Victoriana, de 1. También residían en la vivienda María Tellitu y Farines, de 20 años y nacida en Arcentales, residente en la villa desde hacía año y medio, era el aña de sus hijos (según el diccionario de la RAE: Aña: niñera que ha sido nodriza y permanece en la casa, tras su jubilación, para cuidar y ocuparse de los niños); había otras dos mujeres residentes en la vivienda, Petra Santiago y González, nacida en El Berrón (Burgos), de 30 años de edad, que estaba con la familia desde hacía 2 años y Manuela Zorrila Esnal, natural de Carranza, de 19 años de edad y residente desde hacía 3 años, ambas como sirvientas. El oficio de los hermanos Lámbarri era el de cochero y por el oficio de la mujer de José María, mesonera, es de suponer que disponían de un mesón en los bajos de la vivienda, que era también el punto de partida de la diligencia que recorría el trayecto hasta Bilbao y hacía su parada frente al teatro, en el Arenal.

Hermenegildo de Trucíos Basualdo, mayordomo de San Severino.

Este valmasedano era sacerdote; había nacido en la villa el 13 de abril de 1815, tenía 56 años; residía junto a su hermano Manuel, de 75 años y sus sobrinos Gregoria, de 32 años, Santiago, de 30 y Lorenza, de 27, en un edificio unifamiliar de la calle de la Cuesta, número 7; todos ellos nacidos en la villa.

Pedro de Trucíos Haro, mayordomo de San Severino.

También era sacerdote y había nacido en la villa el 29 de abril de 1816, contaba por tanto con 55 años de edad: residía en calle del Medio, número 14 junto a su hermano Nicomedes Francisco, de 54 años y su mujer, Micaela Josefa Loyola, natural de Eibar y residente en la villa desde hacía 11 años, su hija Geneveva, soltera y nacida en la ciudad de Méjico, de 20 años y José, nacido en Valmaseda, de 18 años, estudiante en Madrid.

Benigno Alejandre Salazar, mayordomo del Rosario

Natural de Espejo (Álava) y residente en la villa desde hacía tan solo 4 años; había nacido el 13 de febrero de 1843 y tenía 28 años de edad. Su residencia estaba en la calle Correría, número 14, junto a su esposa, la valmasedana Telesfora Ibargüen Villa, de 26 años y sus hijas, Ángela, de 3 años y la pequeña Hilaria, de tan solo 1 año. El oficio de Benigno era el de confitero.

Pedro Mendía, mayordomo del Rosario.

No figura en el padrón de 1871, por tanto, no hay datos.

Joaquín Vidarte Santibáñez, mayordomo de San Roque.

Nacido en Valmaseda el 31 de marzo de 1833, unos meses antes del comienzo de la Primera Guerra Carlista, tenía 38 años. Estaba casado con Cecilia Chávarri, nacida en la villa el 26 de diciembre de 1830, era 3 años mayor que Joaquín y vivían en una casa unifamiliar en la calle Correría número 33, junto a sus hijos Mª Nieves, de 14 años, Hilario, de 5 y Román, de tan solo 2 años. El oficio de Joaquín era el de calderero.

Cástor Rufrancos Sorobe, mayordomo de San Roque.

También era nacido en la villa el 28 de marzo de 1825, por lo que contaba con 46 años de edad y también era calderero de profesión. Residía en la plaza de los Fueros, número 12, junto a su esposa María Olamendi Trucíos, también natural de la villa, de 51 años, era por tanto 5 años mayor que su marido; tenían dos hijas, Andresa, de 20 años y Justa, de 12. En el mismo edificio de dos viviendas residía también otro calderero, Antonio Fernández Asúnsolo con su familia.

Publicaciones

Portada del libro

Esta información aparece en el libro que recientemente ha publicado la Editorial Harresi: La III Guerra Carlista en Valmaseda, Encartaciones, Valle de Mena y Bilbao, del autor local J. T. Sáez «Pikizu», en el que se narran los avatares en que se vio envuelta la villa durante la contienda (1872-1876).

El libro está disponible en las librerías de la villa y también se puede adquirir en esta misma página web, pulsando en el enlace:

La III Guerra Carlista en Valmaseda, Encartaciones, Valle de Mena y Bilbao

La información biográfica de los valmasedanos que vivían en la villa hace 150 años, se publicará en un próximo libro titulado: Valmaseda 1871. Estudio socio-laboral de la villa, del mismo autor y que se publicará a lo largo del año 2023.

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2 Comments

  1. Enhorabuena y gracias por el trabajo y por traernos historias de nuestra Villa.

    1. Asociación Harresi

      Gracias a ti por ser tan valmasedana, aunque sea en la lejanía.

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